A lo largo de todo el territorio municipal de Santa Lucía se entrecruzan los antiguos caminos, algunos de los cuales se remontan a los tiempos prehispánicos. De estas rutas ancestrales se han rescatado cinco que salen del casco antiguo de Santa Lucía, y han sido recogidos en una publicación especial.
De Santa Lucía a Sardina.
Distancia ida: 11´2 km. Dificultad: Media. Duración: 4:30 h.
Esta es la antigua ruta que unía el casco con las Salinas de Tenefé, en la costa, y con los cultivos de tomates; se puede proseguir desde Sardina hasta Tenefé por el núcleo urbano de la orilla baja. En su primer tramo coincide con la ruta de Ansite, hasta llegar a la llamada casa de Mariquita Antonia, donde va subiendo hasta la presa de Cueva Blanca y los llanos de Guriete, zona de ganado caprino y ovino, para posteriormente bordear el pico Majabal y llegar hasta el Cardón. Desde aquí va bajando más suavemente hasta el punto de llegada en las Carboneras, cerca del Sardina. La vuelta, en casi constante subida, presenta lago más de dificultad.
De Santa Lucía al barrio de El Ingenio.
Distancia ida y vuelta: 3´6 km. Dificultad: mínima. Duración: 3 h.
Esta Ruta, al salir del casco de Santa Lucía, va bajando hacia el barranco de Tirajana, pasando pro los barrios de La Longuera y El Ingenio y por el mirador del mismo nombre. A lo largo de toda la ruta, los cultivos se alternan con extensos palmerales, los más grandes existentes de la palmera canaria, y olivares. Llegando a la llamada casa de las Vistas se aprecia una panorámica espectacular sobre el cauce del barranco, los palmerales que lo rodean y la cola de la Presa.
La vuelta aprovecha carreteras y pistas que corren paralelas al camino de ida hasta subir al barrio de la Huertecilla y desde allí al centro. Quienes lo deseen pueden enlazar, a través de la zona conocida como El Cabrito, con la ruta 2 a la Sorrueda.
De Santa Lucía a La Sepultura del Gigante.
Distancia ida y vuelta: 6´5 km. Dificultad: alta. Duración: 4:30 h.
Esta ruta es parte del antiguo camino real de La Calderilla, que unía la cuenca de Tirajana con la cumbre de la isla. Sube por los parajes conocidos como Madrid Bajo y Pajonales, por un sendero que cruza laderas rocosas salpicadas de retamas, hasta alcanzar los 1.608 metros de la Sepultura del Gigante. Estas espectaculares formaciones rocosas, el punto más alto del municipio, dan paso en su vertiente oeste a los pinares cumbreros, a través de los cuales el camino prosigue hasta en lazar con la antigua red que comunicaba toda la isla a través de las cumbres.
La parte final del camino de vuelta, antes de alcanzar otra vez el casco de Santa Lucía, se desvía a través de los palmerales del barranco de la Cagarruta, donde se conservan varios antiguos molinos de agua.
De Santa Lucía a La Fortaleza por la Sorrueda.
Distancia ida y vuelta: 9 km. Dificultad: mínima. Duranción: 3 h.
La ruta conduce desde el casco de Santa Lucía, por el Llano de la Piedra, hasta el cementerio, donde baja hasta asomarse al barrio de la Sorrueda con vistas a la presa del mismo nombre, lo atraviesa y llega por carretera a la Fortaleza Grande. En este lugar, escenario del último episodio de la larga resistencia de los isleños a las huestes castellanas a finales del siglo XV, tras subir a la formación rocosa, se atraviesa una cueva para alcanzar el otro lado de la montaña. A continuación se bordea otro pico conocido como Fortaleza Chica y, por un sendero paralelo a la carretera general, se vuelve a los Llanos de la Piedra y al casco antiguo.
Esta ruta es especialmente significativa por la importancia arqueológica de la zona, además de la rica flora autóctona y las impresionantes vistas sobre toda la caldera de Tirajana y el cauce del barranco.
De Santa Lucía a La Cruz del Siglo.
Distancia ida y vuelta: 2´7 km. Dificultad: media. Duración: 2:45 h.
Desde el centro del casco antiguo la ruta va subiendo hacia El Valle, donde destaca su molino de aceite, cultivos y palmeras, hasta llegar al Aula de la Naturaleza. Desde aquí se empieza a disfrutar una impresionante vista del casco y de toda la caldera de Tirajana; el camino se hace más empinado hasta llegar a la Cruz del Siglo, que domina la zona desde sus 964 metros de altura, y donde se descubren nuevas impresionantes vistas hacia el este. La bajada sigue la misma senda hasta volver al Aula, donde se toma una carretera hasta el centro, pasando por el barrio de El Parralillo.
Los molinos de El Valle, en Santa Lucía, conforman un conjunto único de ingenierías históricas que ilustran el importante esfuerzo e ingenio desplegados por los habitantes de esta zona de Gran Canaria para sacar el máximo provecho tanto a los recursos naturales disponibles como a los productos de su propio trabajo agrícola. El resultado es un paisaje cultural que nos enseña otros modos de relacionarnos con el medio y que ha dejado para la historia un abanico de saberes y cultura material de una indudable importancia patrimonial.
Ubicada en plena Caldera de Tirajana, una cuenca rica en aguas y tierras de labor, Santa Lucía ha sido siempre una importante productora de cereales y de aceite de oliva. La presencia de esos tres elementos (agua, cereal y olivos) propiciaron la construcción a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX de un total de nueve molinos de gofio movidos por el agua de la Heredad de La Zarcilla, hábilmente domesticada, a los que hay que añadir una de las pocas almazaras o molinos de aceite de la isla, en su caso movido por la fuerza animal o humana, ejemplo de los llamados “molinos de Sangre”.
La Ruta de los Molinos recorre algunos de estos elementos al objeto de dar a conocer el papel que estas pequeñas industrias jugaron hasta bien entrado el siglo XX en el medio rural, no sólo como medio de sustento, sino también como centros de actividad social, reunión y tertulia.